Según el libro "Goya e Italia" editado por Joan Sureda "entre mayo o junio de 1769 y febrero o marzo de 1770, Francisco de Goya y Lucientes, de veintitrés años de edad o quizá veinticuatro muy recién cumplidos" partió hacia Italia desde Zaragoza.
El libro nos cuenta que "Se desconoce cuáles fueron los medios de transporte y el itinerario que siguió, aunque lo más probable es que, después de dejar atrás Fraga, Lérida, Cervera y Barcelona, siguiese la ruta del mediodía francés, atravesase Perpiñan, Montpellier y Aviñón, llegase a Génova y de allí se hiciese a la mar para alcanzar Civitaveccia, puerto tirreno que tan sólo distaba medio centenar de kilómetros de Roma. Tras no menos de seis semanas de viaje, Goya, avanzando camino, pudo columbar la Porta S. Paolo ol. Trigemina, custodiada por la geométrica mole de Cayo Cestio Epulón".
No me cuesta mucho imaginar la cara que se le debió quedar a un españolito de provincias de veintipocos años al encontrarse con una pirámide a la entrada de la ciudad.
Las pirámides, de hecho, aparecen varias veces en esta historia. La tumba de la familia Pereyra es una pirámide, como puede verse en la página 2. Y todavía sale alguna otra que no voy a desvelar.
Actualmente la pirámide sigue estando en Roma, como pueden ver AQUÍ.
Ya pueden hacerse seguidores del proyecto #ElPactoDeGoya en la web de Verkami. En este link: https://vkm.is/elpactodegoya
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