Según leo AQUÍ y AQUÍ en la nueva reforma del código penal aprobada en solitario por el Partido Popular, desde que la ley entre en vigor (todavía tiene que ser aprobada por el Senado), se considerará pornografía infantil Todo material que represente de forma visual a una persona que parezca ser un menor participando en una conducta sexualmente explícita, real o simulada, con fines principalmente sexuales.
De modo que si, tal y como entiendo, la tenencia de pornografía infantil es un delito, imaginen, yo y la mayoría de aficionados a la historieta de este país, nos convertiremos automáticamente en delincuentes. Ya que, si no me equivoco, los cómics son material que representan visualmente muchas cosas y, desde luego, menores participando en escenas sexuales es, a veces, una de ellas.
E imaginen también en qué convierte eso a los editores y distribuidores de dichas obras.
Por no hablar de los libreros que las han despachado alegremente durante todos estos años.
¿Se aplicará esto de manera retroactiva? Porque, lo que es a partir de ahora, sería muy fácil engañar a estos nuevos Torquemada. Si cualquiera de estos artistillas pervertidores de mentes quisiera representar a un menor manteniendo relaciones sexuales sólo tendría que decir que es un extraterrestre del planeta, no se, del planeta Burgundia-FX87, y que tiene, por ejemplo, 3000 años pero que en su tierra todos tienen esa pinta a su edad. Y arreglao.
Lo complicado es, claro, saber qué pasa con el material ya editado anteriormente en España. Tanto con el que está ahora mismo disponible en cualquier librería con stock como todo aquel que está ya vendido y descansa en las colecciones privadas de miles de aficionados.
El caso es que la redacción de la ley me parece demasiado ambigua y, aun sin saber todavía si esta será la definitiva, y teniendo en cuenta que yo llevo ya tres mudanzas en dos años, estoy pensando que me niego a rebuscar entre mi colección de cómics todos aquellos que podrán ser susceptibles de considerarse como pornografía infantil y bajarlos al contenedor, y me entrego ya en comisaría. Que son muchas cajas, oiga.
Así de bote pronto se me ocurren el “Clic” de Manara, el “Ranxerox” de Liberatore, “Las Pequeñas Viciosas” de Santiago Segura y José Antonio Calvo, “La memoria oscura” de Jaime Martín, el “Torpedo” de Abulí y Bernet, “La gallina ciega” de Cabanés, “Lost Girls” de Alan Moore y Melinda Gebbie, "El prostíbulo del terror", de Ricardo Barreiro y Enrique Solano López, “El hombre con miedo” de Migoya y Man… demonios, y casi toda la obra de Miguel Ángel Martín.
Joder… si incluso, ahora que lo pienso, Inés, el personaje de mi serie más conocida “El Baile del Vampiro” no había cumplido la mayoría de edad cuando en “Inés 1994” se trajina a su profesor de inglés.
¿Llegará a convertirme parte de mi colección de cómics en un delincuente? |
Sobra decir que la violación y la pedofilia me repugnan y me parecen algunas de las conductas más aberrantes del ser humado, equiparables a la tortura o el asesinato.
Soy un padre de familia, ¿vale?
Pero es que no hablamos de la vida real, hablamos de ficción, de arte y de libertad de expresión, y ahí si que pienso que no se le pueden poner límites a la creatividad. Ninguno.
¿Y qué significa eso de "con fines principalmente sexuales"? ¿van a preguntarle al dibujante con qué fin hizo su obra o lo van a adivinar ellos? ¿y quiénes son ellos?
Es un disparate tratar de equiparar un delito gravísimo, como es el uso de un menor para realizar actos sexuales, con la representación gráfica y ficticia de dicho delito.
Sería como equiparar el asesinato con la representación del asesinato.
A mí, por lo pronto, que me detengan ya por si acaso.
Y eso que vamos adelantando, panda de fascistas.