Recientemente, tienen la historia completa aquí (link), la compañera Mo Mochi descubría que alguien había cogido uno de sus dibujos, le había añadido un texto completamente ajeno a su ideología y lo había subido tanto a su FaceBook como a su web, en la que se puede hacer una donación económica mediante paypal.
La página en cuestión, de temática... ¿feminista? se llama "Feminismo consciente"
Ante la queja de la autora que reclamaba que eliminara su dibujo de la web, no sólo porque lo había modificado sin su consentimiento (lo cual es un delito) o porque lo estaba utilizando sin pagar un céntimo de derechos de autor (lo cual es, también, un delito sobre todo si entendemos que existe ánimo de lucro), también porque, como decía, esa imagen se estaba asociando a una ideología a la que la autora de la misma no se adscribía.
La respuesta fue algo así como: "deberías saber que si subes algo a internet, YA NO TE PERTENECE"
De sobra se conoce mi opinión sobre el intercambio de archivos en internet. Estoy completamente a favor siempre que no exista ánimo de lucro ni se altere la obra. Me encanta que los lectores compartan mis cómics y siempre he dicho que el e-mule es para mi como una gran biblioteca.
Pero una cosa es compartir archivos y otra utilizarlos para que la gente asocie una imagen sujeta a derechos de autor a una ideología sin el consentimiento del autor y sin pagar por utilizar esa imagen.
Cada vez que sucede un caso de estos nos llevamos las manos a la cabeza y nos preguntamos cómo es posible que pasen estas cosas y por qué los ciudadanos no tienen el más mínimo respeto hacia los autores.
Pero, claro, ¿cómo va a mostrar la gente ningún respeto por este tipo de asuntos si los políticos son los primeros que se pasan estos derechos por el arco de triunfo?
Lógicamente cuando un partido político hace algo así es todo mucho más calculado, no mete la mano en DeviantArt ni en el buscador de imágenes de google (aunque supongo que de todo habrá, uno no tiene ojos en todas partes) porque lo que busca es que su marca política se asocie a algo "molón" y, a poder ser, afín con la ideología de su clientela, perdón, electorado (gloriosa excepción: aquel programa del vigésimo aniversario de Los Simpsons, emitido en Antena 3 el 21-01-2010, en el que el mismísimo Mariano Rajoy decía que cuando él hablaba de "la niña de Rajoy" se refería a Lisa Simpson)
Uno de los ejemplos que últimamente más me ha llamado la atención es el folleto publicado en el año 2012 por las Nuevas Generaciones del Partido Popular de Quintanar del Rey (visto aquí) en el que los peperos se dedican a poner a caldo a los socialistas del pueblo utilizando (sin permiso) imágenes nada más y nada menos que del mismísimo Ibáñez. Mortadelo y Filemón al servicio de los intereses de la Cospe, para mayor gloria de la secretaria general.
El diario digital Huffingtonpost se hizo eco del caso en su momento y contactó con Ediciones B, quienes se pronunciaron al respecto (como puede verse en este link)
El segundo ejemplo son unos carteles electorales que el grupo Compromís ha utilizado estas últimas elecciones en el que podemos ver a dos jóvenes con camisetas de "Juego de Tronos" y "Padre de Familia" respectivamente.
Como digo, reproducir imágenes con derechos de autor sin poseer estos derechos es un delito; hacerlo además para asociar la creación de un autor a una ideología política me parece deleznable.
Pero, claro, todas estas tonterías ¿a quién interesan?
Por la respuesta que me ha dado una persona cercana al entorno de Compromís sobre si tenía constancia de que se hubiera hecho algún pago de derechos a los propietarios de las imágenes (FOX Broadcasting Company en el caso de "Family Guy" y Time Warner en el caso de "Juego de tronos"), entiendo que se están usando esas imágenes sin pagar derechos.
No se trata de algo "casual" no son fotografías hechas a dos chavales que pasaban por la calle pintándose la cara de naranja. Es una campaña política cuya finalidad es la de conseguir votos tratando de asociar dos series populares a un partido político. Sin pagar un duro por ello, claro.
En fin.
No seré yo quien se dedique a buscar a la entidad de gestión correspondiente para que hagan su trabajo. No soy un soplón, ya son mayorcitos para cuidar a los clientes que representan y, además, la poca simpatía que tengo por estas entidades es algo público y notorio.
Pero no me resisto a escribir este articulito sobre un tema que a nadie le importa un pimiento.
Y aquí paz y después gloria.
Ahora, continúen su camino.
Sigan mirando para otro lado.
Más cositas:
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1 comentario:
¡Qué cutres con los personajes de Ibáñez! Me cuesta creer que nadie sea tan tonto como para pensar que puede pasarse por el forro el trabajo de otra persona y además tener el total convencimiento de que están haciéndo lo correcto.
¡Un saludo!
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