lunes, septiembre 09, 2013

Mis influencias: Plagiando a Vaquer




Lo que tiene ser autodidacta es que uno siempre busca los maestros que necesita en cada momento, y no los que le son impuestos por ningún temario.
Aunque la influencia de autores como F. de Felipe, Garcés o Tha en mi trabajo son de las que todavía más se notan, hubo una época en que plagiaba compulsivamente casi cada viñeta del palmesano Rafael Vaquer y su influencia fue definitiva para mi formación como profesional de la historieta.

A diferencia de muchos de los autores de mi generación, nunca he sido lector habitual de superhéroes. Pasé de leer el Mortadelo a los álbumes europeos, el Cimoc y, por supuesto, El Jueves. En esta última descubrí, entre otros muchos personajes inolvidables, a Johnny Roqueta, precísamente a una edad en la que hacía lo propio con grupos de rock añejo. No teníamos internet (¿recuerdan?) así que uno rebuscaba vinilos por donde podía y se nutría de programas de radio y grabaciones casi inaudibles en casette. Cualquier cosa por no oir a Mecano u Hombres-G (reconozco que, más adelante, los primeros comenzaron a gustarme, pero para los últimos creo que el infierno sigue siendo el más justo de los castigos)

Además de compartir gustos musicales con el bueno de Johnny, y de dejarme arrastrar por la fascinación adolescente que sugería el mundillo marginal en que habitaba, lleno de sexo, drogas y rock´n roll, por obra y gracias de sus guionistas T.P. Bigart y Alfons, no podía dejar de admirar el original estilo del dibujante.

Los dibujos de Vaquer para la serie tuvieron una evolución digna de estudio desde que fuera creada para la revista Cul-De Sac, allá por el 1982, hasta que esta dejara de publicarse regularmente en la citada "El Jueves" unos diez años después. El estilo, más o menos cómico del principio, fue volviéndose cada vez más realista hasta que llegó a un punto de inflexión en que todo comenzó a simplificarse derivando en un estilo sintético muy particular. Las piernas de los personajes, que hasta entonces habían mantenido unas proporciones academicamente correctas, pasaron a convertirse, desde la rodilla hasta los pies, en unos trazos zigzagueantes y todo adquiría movimiento. Era fantástico.

No me cansaré de decirlo, en España hemos tenido siempre los mejores dibujantes del mundo, y Vaquer es un buen ejemplo de ello.

En la imagen pueden ver dos de las muchas páginas que fusilé inmisericordemente a este genial autor. Dibujadas en el año 1987 cuando yo tenía 13 añitos, para el periódico de mi escuela (estaba todavía en lo que se conocía como segundo ciclo de la EGB), fueron convenientemente censuradas (nunca se publicaron) debido al lenguaje utilizado.

Los autodidactas aprendemos copiando a los mejores. Y en este caso, por ejemplo, copie todas las viñetas de una historieta de Johnny Roqueta publicada en "El Jueves" y sustituí las caras de los personajes por mi propia caricatura y la de mis compañeros del colegio.
 Lo curioso es que jamás utilizaba lápiz, cogía un rotulador o un bolígrafo o lo que tuviera a mano y me lanzaba al papel directamente tratando de ser lo más fiel posible al original.

Respecto al título "Las aventuras de Sergio Blue", de la que más adelante espero poder hablar por aquí, fue una serie que realicé para mi mismo durante buena parte de mi adolescencia y en la que no solo copié a Vaquer, autores tan distintos como Loisel, Manara, Sempere, Tha, Chaland o Arno también fueron plagiados allí sin ningún tipo de pudor. Estaba aprendiendo.

Hace un par de años, en Avilés, tuve la fortuna de conocer al bueno de Vaquer, y debo decir que no solo es un autor excepcional, también me pareció un tío majísimo. De esos de humor socarrón y directo con los que da gusto conversar.

Conocer a los autores que han supuesto una influencia tan importante en tu trabajo como la que supuso el de Rafael Vaquer en el mío es un gustazo difícil de describir. Para más goce y disfrute personal tuvo el detalle de regalarme una serie limitada de postales con dedicatoria y todo (que pueden ver aquí)


¿Quién me lo iba a mi cuando tenía 13 años?

¡Bibapolula!

1 comentario:

Johnny Roqueta dijo...

Gracias, Sergio, te debo otra birra!