”Consejos a un principiante para enfrentarse a la página en blanco: tratar de driblar a la plúmbea tradición acumulada y buscar percepciones, ideas nuevas. Ahora bien, para driblar es necesario haber leído previamente mucho. Puede parecer paradójico, pero sólo habiendo leído mucho se puede intentar la aventura de ir en busca de la frescura, del gesto que devuelva al arte la potencia que tuvo en sus orígenes. Por eso me sorprenden los escritores jóvenes que dicen escribir sin previamente haber leído demasiado. A los que dicen pasar de Dickens y Proust quiero advertirles que, como la escritura es una carrera de fondo, a la larga pueden quedarse sin una bombilla en su cerebro literario y convertirse en dibujante de cómics, pero no en escritores. En resumen: se recomienda leer y ser contemporáneos. Esto último parece obvio, pero téngase en cuenta que en la literatura española algo tan simple como ser contemporáneo ha sido generalmente una rareza. “
Enrique Vila-Matas.
Escritor.
El artículo completo
AQUÍSeñor Vila-Matas:
Iba usted muy bien.
Yo también recomiendo a los principiantes que desean ganarse la vida con cualquier actividad creativa que estudien a los clásicos.
No sabe usted la gente que se dedica a esto de dibujar historietas que no sabe quiénes eran Winsor McCay, George Herriman o Palop.
Creo que es un consejo muy sabio porque no solo contribuye a la formación de un autor (a la mía, al menos, le ha venido muy bien), además es algo fantástico. Toda una experiencia.
De hecho, suelo ir mas allá, y aconsejo, no solo leerlos, también releerlos con frecuencia.
Así que no puedo estar más de acuerdo con usted en esa parte.
Lo que no me explico es por qué culmina una frase tan certera con una garrulada tan impropia de alguien de su categoría. Todo un caballero de la Legión de Honor de Francia.
De verdad, no le entiendo. ¿Qué quiere decir? ¿que basta con que un escritor deje de leer ciertos títulos literarios para que, automáticamente, aprenda a dibujar de la noche a la mañana?
¿Aprenda anatomía, perspectiva, a trabajar con lápices, pinceles y acuarelas?
Y no sólo eso. Quizá lo ignore, seguro que lo ignora, pero para ser dibujante de comics no basta con saber dibujar. Hace falta cierta destreza y formación académica en lo que al dibujo se refiere, sí, pero eso no es suficiente. No se trata de poner un dibujito detrás de otro. Hace falta dominar la elipsis narrativa, los recursos propios del medio, saber, en definitiva, contar una historia y hacer que el dibujo y el texto se apoyen el uno en el otro tratando de que ninguno destaque sobre el otro.
Me llama la atención que para remarcar la importancia de leer a los clásicos de su profesión tenga que recurrir a despreciar a la mía.
¿Por qué? ¿qué le hemos hecho nosotros para que nos falte el respeto tan alegremente?
Cambie la frase. Diga ahora: “a la larga pueden quedarse sin una bombilla en su cerebro literario y convertirse en pintores, pero no en escritores”
Qué disparate, ¿verdad?
Está claro que no basta con dejar de leer ciertos clásicos literarios para aprender a pintar de la noche a la mañana.
¿Ve usted? Pues es lo mismo.
Aunque quizá sea de los que piensan que la pintura es un arte que está a la altura de la escritura mientras que el comic no lo es.
Aunque así fuera, ¿eso le da derecho a hablar de esa forma? ¿habla igual del resto de colectivos que no tienen la “categoría artística” que usted cree que tiene la suya?
Porque, en ese caso, usted podría haber dicho: “a la larga pueden quedarse sin una bombilla en su cerebro literario y convertirse en barrenderos, pero no en escritores”
Sigue siendo una estupidez, ¿a que sí?
Tal vez usted piense así, pero esto, encima, queda mucho menos políticamente correcto.
Quizá lo que ha querido decir es: “a la larga pueden quedarse sin una bombilla en su cerebro literario y convertirse en guionistas de comics, pero no en escritores”
Seguiría sin estar de acuerdo.
Ya sabe, no basta con dejar de leer ciertos clásicos literarios para aprender a escribir tan bien como Alan Moore, Hernández Cava o Abulí.
Debería usted leerlos para darse cuenta de ello.
Lo más afortunado habría sido decir:
“a la larga pueden quedarse sin una bombilla en su cerebro literario y convertirse en escritores mediocres, pero no en buenos escritores”
Eso hubiera estado bien.
Todos le habríamos aplaudido.
Habría quedado fenomenal.
Pero no. Hay que desprestigiar a los historietistas a la menor oportunidad, ¡claro que sí!, que ahora con todo eso del premio nacional se están subiendo demasiado. Quite, quite, no vaya y les den subvenciones o algo a los pintamonas estos.
Por eso no se preocupe.
Quédese tranquilo.
Tiene usted suerte, señor Vila-Matas.
Usted y yo vivimos de una profesión vocacional. Una profesión difícil pero hermosa. Una profesión en la que nunca sabes dónde estarás dentro de tres meses pero que nos permite desarrollar al máximo nuestro propio potencial creativo.
Pero el prestigio social y el reconocimiento institucional lo tienen ustedes los escritores,
Los dibujantes y guionistas de historietas solo tenemos el desprecio que ustedes nos dan.
A veces es mejor cerrar la boca y parecer idiota que abrirla y demostrar que lo es.
Sergio Bleda.
Historietista.