miércoles, mayo 06, 2009

Recordando a Bernardo

La caricatura que me hizo Bernardo en el año 1985.


Viñeta homenaje a Bernardo publicada en el libro "Bernardo Goig, Imágenes en el tiempo"

Este 5 de mayo de 2009 se han cumplido cuatro años de la muerte del dibujante albaceteño Bernardo Goig.
En el año 2006 se editó un libro homenaje titulado "Bernardo Goig, imágenes en el tiempo" en el que algunos de los que tuvimos la suerte de conocerle le recordábamos.
En este libro se incluía el artículo que reproduzco unas líneas más abajo, junto con la viñeta de arriba.

Todavía se me hace raro pasar por Albacete y no encontrarme a Bernardo.

Te echamos de menos, maestro.

"Las vinetas de Bernardo.

Normalmente no nos damos cuenta de las cosas hasta que es demasiado tarde.
Tras enterarme de la noticia de la muerte de Bernardo y, reflexionando sobre nuestros primeros encuentros, me he dado cuenta de la importancia que tuvo en mi carrera como dibujante.
Recuerdo que cuando mi madre, que ,como ya sabrán, ha sido una icansable luchadora en el mundo de la prensa (la palabra “periodista” se queda corta cuando hablamos de ella) y se ha convertido en una gran escritora, trabajaba en “La voz de Albacete”, yo revoloteaba a menudo por la redacción. Por aquel entonces ya me fascinaban las historietas y, para mí, el poder asomarme por la mesa de Bernardo y ver como dibujaba, con aquella soltura y seguridad, era todo un placer y, sobre todo, una revelación continua.
Uno de mis primero dibujos estaba copiado directamente de uno de los chistes de Bernardo. Se trataba de un pequeño Felipe Gonzalez, sentado sobre la palabra “Otan”, que hacía que una multitud pasara por la letra “O”, como si de un gigantesco aro se tratara.
Por aquel entonces apenas sabía quien era Felipe Gonzalez, y no tenía ni idea de lo que era la Otan. Ni siquiera me importaba lo que, historicamente, significaba el referendum al que se refería. Pero la expresión de la cara del político, la multitud que pasaba bajo él y, sobre todo, la forma en que todo estaba plasmado de un modo sencillo y natural era algo que me tenía encantado.
Todavía guardo mi versión de aquel dibujo en una de las muchas carpetas de la época.
Una de esas carpetas, una azul, pequeñita, me la regaló él. Para que guardara los dibujos que hacía por aquel entonces. Un pequeño hurto de material de oficina puede hacer feliz a un niño.
El siguiente recuerdo que tengo de Bernardo en particular, y uno de los que mas cariñosamente atesoro de toda mi trayectoria como autor de historietas en general, se refiere a un pequeño “taller de comic” que impartió hace muchos años y al que asistí con unos cuantos chavales.
Por aquel entonces yo debía de estar en el primer ciclo de la EGB.
Se trataba de dos o tres días en los que Bernardo explicaba, brevemente, eso sí, el proceso creativo de una historieta.
Lo que mas me marcó de aquella pequeña lección magistral fué que Bernardo no se molestó en proporcionarnos ningún tipo de nociones de anatomía, ni tampoco nos explicó el tipo de chorradas académicas que suelen explicarse en esa clase de cursillos. El se centró en el elemento más importante de una historieta: La narrativa.
Partiendo de un referente que todos conocíamos, el cuento de “caperucita roja”, nos mostró las distintas, infinítas, formas en que un autor podría representar, en viñetas, ese cuento.
Lo hizo, además, de un modo ameno, respetuoso y divertido. Al acabar el cursillo estuvo haciéndonos, pacientemente, a todos y cada uno de nosotros una caricatura que nos dedicó y regaló. Yo me enfadé porque me dibujó las gafas muy grandes y salí de allí haciéndo pucheros. Por aquel entonces estaba muy acomplejado con mi aspecto. Ahora me río al recordar aquello.
Bernardo también estuvo en mi primera exposición. Fué en el pub “El Nilo” y allí estaba él, con su interminable puro.
Mas adelante la vida me ha llevado a vivir en Barcelona primero y en Valencia, desde donde escribo estas palabras, después.
Aún así, a menudo, cuando volvía a Albacete a visitar a los amigos o a pasar unos días con la familia, era normal que lo encontrara, en cualquier cafetería del centro.
Siempre me preguntaba cómo llevaba mis dibujos, qué hacía, en qué estaba trabajando...
Lo normal entre dibujantes.
Bernardo era alguien que siempre estaba ahí. Cada vez que echabas un vistazo a la prensa sabías que te encontrarías con una de sus viñetas y quizá, precísamente por eso, no le dabas la importancia que se merecía.
Porque lo normal era que estuviera ahí.
Ahora, después de enterarme de la noticia de su muerte y, reflexionando sobre nuestros primeros encuentros, me he dado cuenta de la importancia que tuvo en mi carrera como dibujante. De como me enseñó a darme cuenta de que lo que importa de verdad en esta profesión no es que a caperucita se la coma el lobo, o que Felipe Gonzalez nos hiciera pasar por el aro.
Lo importante, de verdad, es como lo cuentas.

Sergio Bleda"

3 comentarios:

An dijo...

Y tu cuentas muy bien lo que significo este autor en su carrera, cuando se echa a alguien en falta no importa la distancia ni el tiempo, solo esta la añoranza, que espero en tu caso arranca una sonrisa. SAúdos meu...y gracias por las gracias, ahora que todo salga bien :D

aprendizdesoñador dijo...

El dibujo está muy chulo.

Sergio Bleda dijo...

An:
Recordar a Bernardo siempre me arranca una sonrisa, desde luego. era una persona entrañable y, como suele pasar, insuficientemente valorado.

aprendizdesoñador:
Si te refieres al que me hizo Bernardo, pues sí, es muy chulo. Y además el tío lo hizo sin lápiz ni nada, directamente con un rotulador normalito.
Era un fenómeno.