Con Carlos a mi lado y mi hijo Jorel en mis brazos. En el año 2009. |
Ayer me comunicaron el fallecimiento de mi amigo Carlos Climen.
Carlos era una de esas personas encantadoras que pululan por el mundillo del cómic. Siempre con una sonrisa en la cara, siempre metido en todos los saraos comiqueros de Valencia.
Junto con Sebas Gil, otro gran amigo, fue el artífice de unas tertulias de dibujantes a las que me invitaron hace años y a las que acudía, al menos durante una época de mi vida, religiosamente cada semana.
En esas reuniones surgieron varias iniciativas artísticas y culturales. Fue el germen de cosas como la AACE (de la que fue uno de sus miembros fundador, a pesar de no ser dibujante ni guionista) o la ASOVALCOM que organiza cada año las jornadas de cómic de Valencia.
También hubo muchas cervezas, barbacoas o paellas con bañito en Montserrat y, claro, viajes a uno y otro salón del cómic.
Carlos siempre se mostró dispuesto a arrimar el hombro en lo que hiciera falta, aunque la cosa, en principio, no fuera con él ni le fuera a beneficiar económicamente.
Él ya tenía un trabajo en RENFE, lo de los tebeos era pura pasión, pura afición. Se contentaba con que de vez en cuando le cayera algún dibujito. Recuerdo que una vez le regalé una Vampirella. Hoy me he enterado que la tuvo enmarcada y colgada en su casa hasta hoy mismo. Seguramente a estas horas siga allí.
Hace cinco años le diagnosticaron ELA. Una enfermedad muy cabrona que le ha ido maltratando durante este tiempo. Poco a poco fue degenerando. Primero le falló la movilidad, luego el habla... pero hasta el último momento ha tratado de seguir asistiendo a convenciones, comprando cómics y hasta yendo a conciertos de música.
Hoy en el cementerio de Valencia le hemos dicho nuestro último adiós.
Me indigna que gente tan buena y tan joven tenga que pasar por lo que el ha pasado. Me cabrea mucho. me hace perder la fe. No hay castigo para los malvados ni recompensa para los justos. Te toca la mierda que te toca y punto. Y da gracias.
Me estoy mordiendo el labio de pura rabia mientras escribo estas líneas.
Ahora mismo sólo siento rabia e impotencia. Me dan ganas de mandar a la mierda todo.
Me gustaría creer que Carlos está en un lugar mejor, rodeado de originales, de cómics, de revistas cachondas, de vinilos, de películas de la TROMA y de porno casposo.
Pero, como digo, no creo en castigos ni recompensas, y cada día que pasa me cuesta creer que haya algo después de la muerte.
Así que me contentaré con recordar a Carlos en tiempos mejores. Como el día que le presenté a mi hijo recién nacido. O cuando nos enseñó la máquina de un tren por dentro. O cuando antes de asar unas chuletas cogimos la parrilla Sebas y yo y él nos hizo una foto mientras fingíamos ser músicos de rock famosos.
Me contentaré con saber que hubo momentos en que lo pasó condenadamente bien. Y rió hasta llorar.
Querido Carlos: Has sido muy mal tratado, sobre todo al final, pero también has sido muy querido
Que la tierra te sea leve.
Y sobre todo, que te quiten lo bailao.
Y que se vayan a la mierda todos.
7 comentarios:
Cuánto lo siento, Sergio.
UN ABRAZO GRANDE.
Joder Sergio, no lo podías haber definido mejor.
Emotivas palabras que me han hecho saltar las lágrimas....
Un abrazo grande amigo
Lo siento mucho, Sergio. Un abrazo.
Uf, que duro, lo siento mucho,ánimo aunque se que es difícil.
Mucho ánimo en este duro momento
Hola Sergio ,muy lindo todo estos recuerdos bonito que han pasado con Carlos..yo tuve la oportunidad de conocer a un gran amigo, hermano Carlos,lo cuide hasta que cerrara sus ojos para siempre,era una excelente persona muy sencilla lastima esa enfermedad lo machaco mucho,, hasta el último día de su vida ha disfrutado de lo que más quería el ,el cine ,conciertos ,cines,y otros???me quedan muy buenos recuerdos de el ..lo cuide los últimos tres años de su vida hasta que el sabado 02:00 hs de la madrugada viendo peli fue a dormir y ya no se despertó...Que dios lo tenga en su gloria a un gran amigo..y cristiana resignacion a sus familiares..
Jorge Eduardo(cuidador de Carlos)
Joder. No lo conocía, pero leyéndote entra una pena que no veas. Me quedó con las últimas palabras que le has dedicado en este texto, donde queda claro lo mucho que fue querido por, entre otros, tú mismo.
¡Mucho ánimo y un fuerte abrazo!
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