viernes, junio 02, 2017

Libertad de ficción

Ralph. Homosexual y discapacitado.


Últimamente se habla mucho sobre la necesidad o no de incluir personajes con tendencias LGTB en las historias de ficción.

Y lo cierto es que, reflexionando sobre ello, he llegado a una conclusión que a muchos parece que se les ha escapado.

Y es que, probablemente, la mayoría de las historias que se han escrito en la historia de la humanidad ya incluyen personajes LGTB, aunque no lo sepamos.

Me explico ¿Son Tintín o Hannibal Lecter gays? ¿son bisexuales? No lo sabemos. El hecho de que en las historias que protagonizan no hayan demostrado interés sexual por otros personajes, sean del género que sean, hace que sea imposible conocer  su inclinación.  ¿Deberíamos pensar entonces que son asexuados? En absoluto. No conocemos su historial sexual, sencillamente, porque no es ésa la historia que nos están contando. Son historias de aventuras o de terror psicológico y no hace falta saber a quién se follan sus protagonistas para poder disfrutar del argumento y la ejecución de estas historias.

De la misma manera que yo puedo disfrutar de la conversación y la compañía de una persona sin saber con quién le gusta practicar sexo.

No creo que los creadores tengamos la obligación de incluir personajes LGTB o discapacitados, o de diferentes etnias, sólo para contentar a aquellos que piensan que si no gritamos a los cuatro vientos que estamos con ellos, entonces es porque estamos en su contra. Es más, no pienso que los creadores tengamos la obligación de otra cosa que no sea crear nuestras historias lo mejor posible. Y, de hecho, creo que podemos abandonar esta obligación en cualquier momento, cuando ya no nos ayude a realizarnos personalmente, no pague nuestras facturas, nos aburra o nos haga sufrir.

Cuando escribí "Bloody Winter" creé a Ralph, el personaje principal, como un discapacitado homosexual. Y lo hice porque me salió así, en ningún momento me sentí obligado a rellenar ningún tipo de cuota o a tratar de representar a un segmento de la población determinado.

Me salió así porque las historias salen de dentro y porque, muchas veces, lo crean o no, los personajes tienen vida propia y no importa como, quienes escribimos sus aventuras, queramos o dejemos de querer que sean. Son como son. Igual que las personas.

¿Es necesario que las historias reivindiquen algo? ¿Los creadores debemos convertirnos necesariamente en militantes? En "El baile del vampiro" hay skinheads, hay una violación, hay tortura. Pero no es una historia en contra del racismo ni de la violación ni de la tortura. Creo que todas esas cosas son horribles. Doy por sentado que están mal. Lo peor de la humanidad. Y de hecho creo que son tan horribles que no me veo en la necesidad de posicionarme en su contra.

Del mismo modo no siento que deba posicionarme en favor de la igualdad de género, la integración o la despatriarcalización. Porque creo que es lo sensato, lo humano, lo lógico.

Hemos pasado de no poder tratar ciertos temas en la ficción a tener la obligación de tratarlos tanto si enriquece la historia como si no. 

Agnes y Susan. Ellas nacieron lesbianas.
Cuando creé "La novia y la ladrona" lo planteé como la historia de dos lesbianas y, en aquel momento, el editor presionó para que las convirtiera en bisexuales para llegar al mayor número de lectores posible.
Ahora, tal vez, ese mismo editor presionaría para lo contrario, para llegar a un tipo de público más especializado.

Porque al final todo parece reducirse a eso: la pasta.

Creo que el capitalismo, que tiende, cada vez más, a la especialización, ha aprovechado (o directamente promovido) estas posturas (y postureos) para crear  y vender nuevos productos. Para abrir y consolidar nuevos nichos de mercado. Si consiguen que haya cómics para gays, cómics para lesbianas, cómics para heterosexuales y, ¿qué se yo? cómics para dentistas poliamorosos, habrá unas directrices muy claras para manufacturar y vender cada producto. Y eso no sólo facilitará su tarea de vendedores, también acabará con la libertad creativa y de pensamiento que tanto asusta a los capitalistas neoliberales.

550 € es el precio del feminismo para Dior. Es una pasta pero ninguna de tus amistades
de los Hamptons dudará de tu compromiso. Ideal para la zona VIP de los conciertos de Beyoncé.
No disponible en estos momentos.

Y lo peor es que, aquí abajo, parece que les estemos siguiendo el juego. Han dividido y  vencido, como siempre.

El hecho de que Disney hiciera una película con un protagonista gay o Marvel publicara un cómic protagonizado por un superhéroe femenino con sobrepeso, no pienso que fuera a favorecer necesariamente la integración de unos u otros, no supondría la normalización de nada (de hecho esa normalización ya existe en la sociedad se vea o no reflejada en la ficción) y lo más importante, no perseguiría esos objetivos aunque trataran de hacernos creer que si. Tan sólo buscarían el beneficio económico. Buscarían nuevos lectores que se identificaran con el aspecto  o las tendencias sexuales de esos personajes, explotarían la culpabilidad de quienes no se identificaran con ellos y, en ambos casos, lo harían únicamente para llevarse su dinero.

Mucha gente está dando a entender que si no incluyes un personaje de ficción de un tipo determinado te estás posicionando en contra de ese tipo de personas.

Y no. De ninguna manera. La mayoría de mis personajes no necesitan mostrar sus tendencias sexuales, porque para nada afectaría al desarrollo de la acción el hecho de que lo muestren o no.
Yo se que Ralph, de "Bloody Winter" es gay. Su amante lo sabe y parte de su familia también. Los lectores no necesitan saberlo para comprender la historia.

Lean lo que quieran. Vayan a ver las películas que les dé la gana. Pero no traten de obligar a los creadores a escribir los libros, las películas o los cómics a su medida, porque eso es imposible.
El número de lectores o espectadores es prácticamente infinito, las modas y los tabúes cambian de un día para otro y no se puede contentar siempre a todo el mundo.

Consuman el tipo de productos culturales que les dé la gana pero no traten de acusar a los creadores de ser de un modo u otro, basándose únicamente en sus creaciones.
Si así lo hicieran, se convertirían en fáciles víctimas del engaño. Les colarán todo tipo de series y productos mediocres sólo porque tienen "la ventaja" de que incluyen al tipo de personajes que ustedes creen que se deberían incluir, y eso no significaría que sus creadores estén en sintonía con ustedes.

Recuerden: para un creador es muy fácil mentir. Mejor dejarles ser sinceros.

Lo importante de una historia no es cómo sean sus personajes o cuántos ejemplares se vendan. Lo importante es que sea buena. Que entretenga. Que emocione.

No me pongan cuotas, ni restricciones. No traten de llevarme a su terreno.
Mis personajes son libres de acostarse con quien les apetezca. No traten de obligarles a que actúen en contra de su propia naturaleza.
Ellos todavía pueden ser libres.



No como nosotros.


"Déjennos escribir, idiotas". Artículo de Pérez Reverte sobre el mismo tema. LINK

6 comentarios:

RM dijo...

Plas, plas, plas. Alto y claro.

Anónimo dijo...

Me encanta. No puedo estar mas de acuerdo y espero que sigas así, creado personajes, o dejandolos salir de tu cabeza, siendo libres de imposiciones.

Grace dijo...

Mi apoyo a la libertad del creador. Sin ninguna duda.

Sergio Bleda dijo...

Muchas gracias por el apoyo. Y gracias también por comentar.
Un abrazo :)

Ollie dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Babel Aldajaskary dijo...

Un post muy sensato.