martes, julio 01, 2014

Mi abuelita y yo.



El pasado domingo 29 de junio falleció la que, desde siempre, ha sido como una segunda madre para mi.
Mis padres se separaron siendo yo muy pequeño y durante una buena temporada estuvimos viviendo en su casa, con ella y mi abuelo.
Este último y mi madre siempre estaban trabajando así que mi abuelita, que era como le llamaba, y yo pasábamos mucho tiempo juntos.

Ella jugaba conmigo, me enseñó a montar en bici, y a veces se enfadaba un poco porque le pintarrajeaba los muebles o pegaba arañas de plastilina en las puertas, cuando jugaba a ser Spiderman.

Mi madre y mis tíos siempre me han contado que con ellos era diferente, toda una campeona en el lanzamiento de zapatilla, pero conmigo tenía una paciencia infinita y jamás me pegó. Bueno, una vez me dio unos azotes, pero me lo busqué yo solito, por tirarme a una piscina si saber todavía nadar.

Recuerdo, sobre todo, los largos veranos que pasábamos en un chalé que tenía mi abuelo y que, años después, cuando se jubiló, acabaron vendiendo.

Yo pasaba la mañana acosándola para que me hiciera caso mientra ella barría, hacía las camas y preparaba la comida. Era una ama de casa ocupada, pero, al final, siempre conseguía arrastrarla hacia la piscina (aquella a la que me tiré y de cuyo fondo me rescató mi tío Jose) donde jugábamos a que ella era un pulpo y me atrapaba con sus piernas.

También recuerdo cuando fuimos a comprar su casa, en la que murió en su cama, rodeada del cariño de los suyos, y como me gustó, en cuanto la vi, la enorme terraza en la que he jugado tantas y tantas horas.

Aunque es sus últimos días apenas nos reconocía y estaba muy desmejorada físicamente yo siempre la recordaré tal y como está en la fotografía en la que aparecemos los dos y que se tomó, imagino, durante algunas navidades, siendo yo un crío.

Y esto es así porque, cada vez que la veía, por muchos años que hubieran pasado, yo siempre me sentía a su lado como un niño feliz.

Te echo mucho de menos, abuelita.
Mucho.

Tu marcha hace que me duela el corazón, pero ni todo el dolor del mundo es comparable a lo enormemente afortunado que me siento por haberte conocido.
Gracias por haber estado siempre a mi lado.


4 comentarios:

Unknown dijo...

Sergio lo siento mucho era una gran persona, yo también pasé muchas vacaciones en su casa y todos los recuerdos que tengo de ella són maravillosos, siempre fué muy cariñosa conmigo y con toda mi familia, y eso es lo que me queda de ella. Un beso muy grande

Miriam SanS. dijo...

Te acompaño en el sentimiento...

Un abrazo...

Miriam SanS. dijo...

Te acompaño en el sentimiento...

Un abrazo...

Sergio Bleda dijo...

Gracias a las dos.
Un abrazo :)